El diputado nacional de ‘Red por Argentina’ planteó que es necesario un modelo de unidad opositora para derrotar a Cambiemos en el 2019.
LA PLATA
Corresponsal
A mediados de este año, el diputado nacional Daniel Arroyo se anotó oficialmente como precandidato a gobernador bonaerense para las elecciones de 2019. Arroyo, uno de los dirigentes que dejó el Frente Renovador para integrar el espacio “Red por Argentina” que encabeza Felipe Solá, confirmó sus aspiraciones de suceder a María Eugenia Vidal en la Provincia pero aclaró que, antes, habría que definir las candidaturas en una elección primaria (PASO).
Para esto -sostuvo- “hay que armar una gran unidad de la oposición”. “Yo quiero ser candidato a gobernador en el marco de esa unidad”, dijo Arroyo a LA CAPITAL.
A la hora de referirse de la situación nacional, el ex viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner y titular de esa cartera bonaerense entre 2008 y 2009 (durante la gobernación de Daniel Scioli), señaló que “hay, por un lado, un tema de emergencia alimentaria: es evidente que hay más gente en los comedores comunitarios, gente grande, y que hay además más chicos que se quedan a comer en las escuelas”.
“Y por otro lado -agregó- hay un ‘parate’ fuerte de la actividad económica: vas a las 3 de la tarde a un barrio y ves gente sentada en la puerta de la casa sin nada para hacer”.
“Hay también un sobreendeudamiento de las familias; hoy todo el mundo debe plata”, destacó.
-En este contexto ¿cómo ve a la provincia de Buenos Aires?
-Muy complicada. Además del panorama general, la Provincia tiene otros temas muy críticos. El primero es el educativo: no entiendo cómo la gobernadora va contra los docentes ya que lo único que está en pie, lo mejor que hay hoy en la provincia de Buenos Aires, es la escuela. El segundo tema complejo es el de la salud: en los hospitales hay gente corriendo de un lado para el otro, faltan insumos, médicos, enfermeros… Y también está la cuestión de la seguridad y el hecho de que se vende más droga en los barrios, más allá de que le creo la buena voluntad a la gobernadora.
-Usted ha manifestado sus intenciones de ser gobernador bonaerense…
-Sí, creo que hay que armar una gran unidad de la oposición: entre el conjunto del peronismo, los movimientos sociales y otros sectores críticos al gobierno. Eso tiene que tener un programa común y -seguramente- 2 o 3 candidatos a presidente y 2 ó 3 a gobernador. Yo quiero ser candidato a gobernador en ese marco de unidad.
-¿Qué es lo primero que haría si estuviera en ese cargo?
-Los primeros 100 días hay que dar vuelta la escuela secundaria: salir del esquema de 14 materias -muy enciclopedista- e ir a un sistema dual para que en los últimos dos años de estudios los alumnos puedan realizar pasantías. También hay que hacer una gran inyección de recursos en materia de salud y hay que armar una fuerza especial por fuera de la policía para cortar la venta de drogas.
-En esta propuesta de unidad, ¿apoyaría una candidatura de Cristina Fernández de Kirchner?
-Sí, creo que tenemos que ir a una gran PASO en la que esté Cristina junto a otros candidatos y que luego todos acompañemos a quien gane esa elección.
-¿Cree que están dadas las condiciones para que el resto de las o los candidatos acompañe a quien resulte ganador/a?
-Si las listas cerraran mañana, me da la sensación de que no, de que habría una división. Pero tengo la impresión de que el nivel de tensión social, que se viene agravando, inexorablemente va a llevar a todos a la idea de unidad. Creo que la situación social de un país termina definiendo al sistema político.
-Ahora que se alejó del espacio de Sergio Massa, ¿habla con él?
-Sí, y tengo la mejor opinión política y personal de Sergio. En lo político, es una persona a la que se le han acercado figuras como Roberto Lavagna o José Manuel de la Sota, y eso habla por sí solo de su calidad de dirigente.
-Una de las promesas de campaña de Cambiemos fue ‘pobreza cero’, ¿es posible eso?
-La ‘pobreza cero’ es una utopía porque incluso los países nórdicos tienen un 4 o 5% de pobreza, pero el lema podría ser un buen esquema para saber para qué lado ir. Ocurre que el gobierno no fue para ese lado, todo lo contrario. Ya está claro que cuando termine el gobierno de Mauricio Macri va a haber más pobreza, más desocupación y más desigualdad que cuando comenzó.
-¿Qué tendría que hacer el gobierno nacional para empezar a revertir esta situación?
-Creo que en el corto plazo hay que hacer 3 cosas. En primer lugar, tomar los 11 productos de la canasta básica y controlar los precios. Si no logramos que esos 11 productos tengan un precio razonable, la pobreza se va a disparar. El segundo punto creo que es armar un sistema de crédito no bancario -eso lo propuse en el Congreso- a tasas del 2 o 3% anual para que los pequeños productores rurales y urbanos puedan comprar máquinas e insumos por fuera de los bancos y, de esta manera, desendeudarse. Porque hoy todo el mundo está endeudado al 180% de interés anual. Y lo tercero es encarar mucha obra pública de pico y pala: vereda, vivienda y cordón cuneta para darle trabajo a un pibe que no tiene la secundaria completa.
-¿Se puede comparar la crisis actual con la de 2001?
-Hay muchas diferencias y algunas similitudes. La primera diferencia es que en 2001 había 57% de pobreza, 28% de desocupación y sólo un millón de personas recibían planes sociales. Hoy tenemos mejores datos sociales y hay 9 millones de personas que reciben dinero todos los meses, o sea que hay un colchón de programas que claramente amortiguan la situación. Ahí está la diferencia. Una similitud peligrosa para mí es que acá se está rompiendo el contrato social, que una parte de la sociedad dejó de creer en el gobierno y que ya no lo cree nada a la política. Hay un desenganche y una sensación de que el Estado se corrió. Y de ahí sale lo mejor de lo peor: el pibe que se mata estudiando, el que vende drogas, el que va al trueque… cada uno hace lo que puede o lo que le sale; eso sí es parecido al 2001. Pero yo creo que ‘el 2001’ no empezó ese año, empezó en el ’98. Creo que hoy hay similitudes con el ’98, cuando comenzó la recesión en Argentina.